Ostrario : La Hora Muerta (Road to Syd)

lunes, 5 de marzo de 2007

George Harrison, el «Beatle» místico






El Beatle silencioso, el más discreto y místico de los cuatro chicos de Liverpool que conmovieron el mundo, murió de cáncer a finales del año 2001 en Los Ángeles. Su figura no es tan popular como la de Lennon, pero se empieza ya a reconstruir poco a poco una enigmática personalidad, que ha permanecido a la sombra del grupo que ha marcado no sólo la música popular de nuestro tiempo, sino la identidad de varias generaciones de jóvenes. Una cuidada reedición de su álbum Living In The Material World rehabilita ahora su obra y nos muestra una inquieta espiritualidad, que busca la luz en Oriente…

En 1973 Harrison venía de organizar una serie de conciertos para Bangladesh, que fueron el germen de todos los festivales benéfico que se han hecho a partir de entonces. Ese espíritu reivindicativo, que ahora tiene una cobertura mundial, nació de una espiritualidad que hunde sus raíces en el libro, cuyas ilustraciones aparecen al desplegar la carátula de este disco: El Bhagavad Gita. Este álbum es en cierta forma una versión ampliada de su oración My Sweet Lord, Mi Dulce Señor, la canción que en 1971 mezcló los mantras a Krishna con los aleluyas cristianos, llevando a Harrison al primer puesto de las listas de ventas, tras la disolución de los Beatles.

En las notas que acompañan la reedición de este disco un iluminado George reconoce la influencia de Bhaktivedanta Swami. Sus palabras pertenecen al libro I Me Mine y van acompañadas de fotografías inéditas. La grabación recupera además dos piezas inéditas, que fueron caras B en su época: Deep Blue y Miss O´Dell. Otros elementos audiovisuales complementan este curioso volumen, al que solo falta sándalo para transmitir su esencia religiosa con una asombrosa candidez acústica...

DEL LSD AL MAHARISHI
La madre de George era católica, pero aunque de niño iba algunas veces con ella a la iglesia, la religión le parecía fría y formal, hasta conocer al guru Maharishi en 1967, dos meses después que los Beatles hicieran su disco Sergeant Pepper´s Lonely Hearts Club Band. En su canción Dentro de Ti, Fuera de Ti, Harrison anunciaba que habían descubierto un amor, con el que “podríamos salvar el mundo”. Entonces cantaba: “Todos somos uno y la vida fluye dentro de ti y fuera de ti”. Aunque lo que había descubierto desde hacía dos años era el LSD. Un amigo dentista le había dado una dosis con el café después de cenar. Harrison dice que “no había probado nada parecido antes”. Cree que “abrió algo dentro” de él y “se dio cuenta de muchas cosas”.

El verano de 1967 lo pasa Harrison en el centro mismo de la cultura psicodélica en el barrio de Haight-Ashbury en San Francisco, pero al no encontrar allí el amor que buscaba, abandonó el mundo de la droga. “El LSD no es verdaderamente la respuesta”, dice: “No te da nada”. Aunque “te permite ver muchas posibilidades, que quizás no habías visto nunca antes, no es la respuesta”, dice a la prensa musical. “Hay maneras especiales de elevarse sin drogas, con el yoga, la meditación y todas esas cosas”.

Los Beatles conocieron a Maharishi Mahesh Yogi, cuando tenía 55 años. Había fundado un Movimiento de Regeneración Espiritual. Con su larga melena, una barba gris, túnicas blancas y una sonrisa beatifica, hablaba siempre de amor, en un discurso lleno de acertijos. Las historias que se contaban entonces de estos maestros orientales eran increíbles. Se decía que andaban sobre el agua y vivían cientos de años, con cuerpos que no eran más que materializaciones. Todo aquello fascinó al grupo, pero se desilusionaron después de una temporada en su ashram. Lennon de hecho le dedica una canción, llamándole Sádico sexual. Sin embargo el interés que Harrison sentía por las religiones orientales no era algo pasajero. Será Swami Prabhupada quien ocupe su lugar.

ENTRE HARE KRISHNAS Y ALELUYAS

El fundador de Hare Krishna se había mudado a San Francisco en los años sesenta. Harrison le regalaría luego una mansión en Inglaterra y les apoya económicamente. En 1969 graba el Mantra Hare Krishna con Ravi Shankar, que llegó




a ser un éxito popular, antes de Mi dulce Señor. Antes de Sergeant Pepper, George había pasado seis semanas en Bombay con este músico indio, aprendiendo el sitar. “Habiendo tenido éxito y conocido a toda la gente que merece la pena conocer”, Harrison concluye que en Occidente “todos vibran en un ámbito material, que no te lleva a ningún sitio”, pero en la India siente que hay “algo que es solo espiritual”.

“Espero salir de este lugar”, canta en Living In This Material World, “por la Gracia del Señor Sri Krishna, mi salvación del mundo material”. En su gira americana de 1973, Harrison hace que el público cante el Mantra Hare Krishna, prometiendo que “si lo hacemos todos, volaremos el techo por los aires”.

No ocurrió así, pero el cantante mantuvo su fe hasta el final. Tanto fue así, que cuando fue asaltado en su casa, poco antes de morir, con un arma blanca, dijo Hare Krishna, según declaró su atacante en el juicio. En los años noventa todavía canta para promover la meditación trascendental, y financia el Partido de la Ley Natural, la rama política de los seguidores de Maharishi. ¿Qué es lo que encontró Harrison en este misticismo oriental?

¿VER PARA CREER?
“Si hay un Dios, quieres verle”, dice George en una de sus entrevistas. “No tiene sentido creer en algo sin pruebas”. Por eso practicaba la meditación oriental. El creía que “puedes realmente ver a Dios, oírle, tocar con él”. Pero “toda la actitud cristiana consiste en que creas lo que ellos creen”, pensaba George. Mientras que “en la India aprendí que no puedes creer en nada hasta que no hayas tenido una experiencia directa de ello”. La meta de Harrison era por eso descubrirlo perdiendo su individualidad en el puro ser, llegando al estado de pura conciencia por el camino de la meditación trascendental.

Pero hay otro camino que lleva a una relación con el Dios personal y trascendente, que se ha revelado en la Biblia. Esa meditación se basa en las Escrituras. Por ellas el Espíritu se manifiesta, pudiendo experimentar a Dios por medio de Jesucristo, que es el camino, la verdad y la vida. Para eso no hay que divinizar, ni despreciar el yo. Porque el mundo no es la realidad última, pero tampoco un mero espejismo. No hay que evadirse, sino enfrentarnos a quiénes somos por medio de esa cruz, que rompe la barrera que nos separa del Dios vivo, por el camino del perdón. Es así como encontramos el dulce Señor, en el que la paz y la justicia se besan.

Texto extraido de www.protestantedigital.com

Para ver Concierto de Bangladesh (1971) Haga click aquí

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, muy bien toda la información. Entretenida y bien resumida... eso sí, podrían tratar de hacerla ustedes mismos... Onda leer, entender y resumir con sus propias palabras, ya que así suena un poco lejano y cliché el vocabulario... Eso, pero igual muy bien la página, suerte.